Elegantes y distinguidos, hablar de el lado oscuro de Leo puede llegar a parecer una fantasía concebida por la mente más malvada. Su conversación cautivante y su sensibilidad para el amor conmueven. Ellos saben lo que quieren y cómo conseguirlo, pero, ¿será acaso inquebrantable su encanto? Cuando los demás no le dan la razón, un Leo puede llegar a mostrar su lado más tenebroso y oscuro. ¿Estás listo para conocerlo?
El lado de Leo que nadie quiere conocer
A pesar de sus irresistibles encantos, Leo es capaz de albergar emociones tan oscuras como la noche y, lo que resulta más atemorizante aún, tiende a quedarse en esa zona de crepúsculo, por lo que es muy difícil hacerlo salir de ese estado de negatividad y resentimiento. Por más que parezca que se encuentra de buena disposición, el león te observará con todos los impulsos, y la paciencia, para saltarte encima cuando menos te lo esperas. Esto es lo que puedes esperarte de un Leo en su peor faceta:
- Pendencieros: cuando se sienten heridos buscarán pelearte para hacerte salir de tus casillas. De este modo creerán que te están dando de tu propia medicina. Lo mejor es no entrar en su juego y dejar que sus comentarios venenosos se extingan en el vacío.
- Tiranos: tienen una marcada tendencia a imponer su voluntad por la ley del más fuerte. El aspecto que les juega a favor es que son capaces de identificar tus puntos vulnerables y atacar sobre ellos despiadadamente. Cuánto más desvalido te muestres, más despóticos para contigo se mostrarán.
- Ambiciosos: si bien esta característica puede llegar a resultar positiva, los leones no siempre la manejan para que sea así. Muchas veces son capaces de pisarle la cabeza a quien tengan adelante con tal de obtener lo que se proponen y salirse con la suya.
- Prepotencia: cuando sienten que su autoridad se está debilitando, alzarán el tono de voz y te tratarán como si tus opiniones y decisiones valieran menos que nada. No escatimarán en malos modos y toda su clase se perderá en ademanes despectivos y sobradores.
Qué hacer cuando Leo muestra su peor cara
La pregunta que nos planteamos ante este panorama es aquella que nos resolvería el dilema de cómo actuar ante una situación de estas. Lo primero que se debe hacer es identificar su móvil. Este puede ser tanto la impotencia de no poder hacer valer su autoridad, la subsecuente tristeza, como también el no lograr captar la atención de los demás.
Una vez tengamos sus motivos en nuestro poder, dejaremos que se descargue y que logre sacar toda su ira hacia afuera. Cuando el espectáculo haya terminado, humildemente, pero con decisión, nos acercaremos para borrar todos sus miedos y reivindicar su presencia y autoridad. Siempre le dejaremos en claro que los queremos y valoramos mucho y luego le aconsejaremos acerca de no actuar de forma tal que hiera a los demás.
En otras palabras, reforzar su voluntad y darles un poco de cariño es todo lo que necesitarás para volver a tener a tu leoncito mimoso.